sábado, 5 de abril de 2014

De Grados Distintos de Gloria y Gracia...

39 Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.
Lucas 24:39
Que Jesús insistiera en que le tocaran tras su resurrección no solo perseguía alejar de los discípulos la idea de que era un espíritu, una suerte de fantasma huído de la esfera a la que pertenecía, sino algo más profundo, es decir, que viéramos que lo incorruptible está al alcance de todo aquel que se acerque a él, y que lo intangible se hace manifiesto en comunidad (palpad, mirad y ved... todos juntos.).

Cierto, por un lado el Señor, al exponernos su cuerpo incorruptible, nos mostró la Gracia que nos espera (ahá, pienso en Romanos 7:24!), pero por el otro, al presentar su cuerpo como palpable, fortaleció nuestra esperanza, pues su aparición -incorruptible y tangible- implica que lo que nos separa de él no es preciamente nuestra naturaleza, sino tan solo un grado distinto de Gloria.

Y es que la Gracia que no cuesta no es Gracia pues no hay renuncia, de ahí que aquello que precede todo acto de Gracia divina comporte privación no menos divina.
En efecto, leo que la escatología rabínica describe la venida del Mesías en Gloria como la cheblei hammashiac, es decir, los dolores como de parto del Mesías.

Y me parece una descripción muy interesante pues no solo alude a un cambio tras la venida del Mesías -al nacimiento de un nuevo orden, de un nuevo eon, los Nuevos Cielos y Nueva Tierra que no son otra cosa que la vuelta al Génesis inicial- sino que dicha expresión implica al mismo tiempo que la causa del dicha Renovación/Restauración no son otra cosa que los sufrimientos del Mesías.

Fueron sus privaciones, fueron sus sacrificios, fueron sus renuncias aquello que ha hecho posible que lo corruptible sea absorbido por lo incorruptible, la muerte lo sea por la Vida y que nuestra naturaleza recupere la Gloria perdida, pues lo que separa al hombre más corrupto del discípulo de Jesús no es precisamente su naturaleza...

Tan solo un grado distinto de Gracia.

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